La muerte de Natura

En una lejana tierra, donde los pájaros dejaron de sobrevolar los cielos, y donde las risas de los niños hace años que se silenciaron para siempre, se alza en la cima de una montaña de ceniza un trono de piedra desgastada y agrietada. Sobre él, una muchacha de blancos cabellos y tez pálida yace dormida en un profundo sueño. De repente, abre sus verdes ojos y los mantiene abiertos, mirando fijamente al gris del cielo. En la lejanía, un manto negro empieza a cubrir el cielo, y se acercar a la chica. El manto, tras emitir un breve zumbido, se convierte en una gran bola negra y empieza a deshacerse en un alquitrán que va regando el suelo de este melancólico lugar. De la gran bola, emergen dos horribles ojos amarillentos, que miran curiosos a la chica del trono. La joven, mira extrañada al ser que interrumpió su dulce sueño. Luego, mira hacia el blanco suelo de la gran llanura que rodea la montaña.
-¿Dónde estoy?- pregunta la niña al negro ser.- ¿Qué clase de sitio es este? ¿Dónde está la Tierra?
El ser mira divertido a la chica y muestra una horrible sonrisa de dientes afilados y podridos.
-Bienvenida a tu casa, tu Tierra.-
La chica mira horrorizada al blanco suelo que cubre todo ese planeta... Efectivamente, el suelo está formado por esqueletos humanos.
Unas gruesas lágrimas empiezan a resbalar por sus mejillas, y en cuestión de segundos, se convierten en un sollozo incontrolable... La mujer empieza a emitir gritos que resuenan por todo el planeta, y un terrible eco se los devuelve. Sin poder aguantarlo más, Natura se lanza desde la montaña a la llanura... Finalmente, su sangre acaba tiñendo de rojo los huesos de sus hijos.
El ser de ojos amarillos, tras contemplar el final de su rival, muestra una fea sonrisa de aprobación y emite una gutural carcajada que resuena en todo el planeta, finalmente, para volver a su forma de manto negro y desaparecer en el cielo.